Análisis de La mujer de Terracota II. Estilo y crítica

La semana pasada hablamos brevemente sobre la trama y los personajes. En esta ocasión quiero detenerme en el estilo narrativo con el que Zen Cho nos sumerge en esta fascinante historia y en toda la crítica social, que por lo menos he captado yo. No me sorprendería que hubiera más.

Estilo narrativo

Es fresco. En el sentido de no se detiene a explicar o describir demasiado, a veces eché en falta en lo personal más detallismo, pero después de todo estábamos en el infierno, uno que, por muy parecido que sea al día a día contemporáneo, se trata de un estado que debería ser efímero. Aunque nuestros personajes y el entorno esté corrupto, y por lo tanto, se detengan más de la cuenta en ese estado. La escritora sabe jugar con el suspense y la tensión, y aunque yo soy de fácil pérdida con los flashback y flashfoward, los utiliza bien para darle el dinamismo que necesitan los relatos o los géneros narrativos de corta extensión.

Usa metáforas muy sutiles e infantiles (en sentido de la fragilidad que tiene la mirada infante) como explicar que la ama de llaves es de papel y que hasta las personas de papel o las de terracota son reales, incluso más reales que las que fueron de carne y hueso.

Críticas sociales

• Identidad. Es un tema muy recurrente en la historia. La identidad de Siew Tsin, lo que quiere ser, a lo que aspira. La identidad de la mujer de terracota, la de la ama de llaves, a qué juega Ling’en. Incluso la de personajes más fugaces como el tío abuelo de Siew Tsin y sus deudas, o la de la señora Meng. Y no se de detiene ahí. La reencarnación conlleva la pérdida de quién fuiste, para llegar a ser una persona distinta, todos los que se estancan en el infierno, están temerosos de esa reencarnación, esa pérdida de quiénes son. Aunque estén sufriendo. La existencia de Siew Tsin permanece en con constante stand by antes de conocer a Yonghua, por eso cuando la pierde, la busca de manera obsesiva.
• Misoginia o el papel de la mujer. Como ya dije en la entrada pasada, hay un fuerte componente de la misoginia social donde a las mujeres, los personajes hombres, les tratan como objetos, propiedad, cosas a cuidar, que están haciendo algo antinatural si tienen autonomía propia. Pero al mismo tiempo, las mujeres del relato son las únicas que avanzan. Los hombres son mero decorado, mientras que las mujeres aprenden, tienen motivaciones reales e incluso la mayoría se lanzan a la siguiente vida.
• Jusheng frente a la señora Meng. Tienen una crítica maravillosa donde Junsheng, el marido que lleva por lo menos 20 años en el infierno, es considerado el más rico del inframundo, se estanca todo ese tiempo y no ha cambiado ni por asomo (como él mismo recalca en una conversación refiriéndose a Ling’en, de que ella sí ha cambiado por la religión). Le horroriza además que los tiempos cambien y que el resto lo hagan. «A Jusheng no le gustaba Siew Tsin, ni siquiera la conocía, pero aún así tan apelaba a ella. Su necesidad era pegajosa, con tentáculos que la estrangularían sin pudiesen». Mientras que la señora Meng es literalmente el cambio, ella y su té con las propiedades de asegurar que tras pasar el puente llegarás a salvo a tu próxima vida.
• Burocracia. Es una crítica muy evidente, aunque no es la primera vez que me la he encontrado. Sin irnos muy lejos Astérix y Obélix en las doce pruebas ya criticaban la burocracia y sus absurdeces, que incluso el videojuego de The Witcher 3 parodió en una misión secundaria. Los demonios corruptos pagados por los más pudientes siempre es un tema y una crítica que voy a agradecer bastante.
• A las creencias. O por lo menos Siew Tsin agrega un toque semi inocentón de crítica al cristianismo. Ella estudió en esta doctrina y como tal no tuvo preparación para lo que encontró tras la muerte, porque no se parecía en nada.
• El ser humano es su propio enemigo. «O los 8 mil guerreros de terracota que habían sido enterrados con un emperador ya desaparecido y, que, al haber perdido a su señor, vagaban por la décima corte en busca de pelea, y lo peor de todo, los otros muertos. En el infierno como en todas partes, el ser humano era su propio peor enemigo».

«Esa vieja inútil ha descubierto la religión y le está ablandando el cerebro».

Junshen sobre Ling’en

Como veis aunque es un texto corto contiene una gran información y sobre todo le da a muchísimos temas y críticas. Pocas veces Zen Cho recalca lo mismo dos veces y cuando lo hace es para añadir un nuevo matiz, muy acorde a la percepción torpe que tiene de lo que le rodea Siew Tsin.

Hasta aquí la entrada sobre estilo narrativo y crítica social. Si habíais leído la historia, ¿habías percibido lo mismo que yo? ¿Qué te pareció a ti? Recuerdo que la semana que viene tocaré el último análisis e irá sobre las creencias y las costumbres.